lunes, 27 de abril de 2015

ORACIÓN POR LOS MINISTROS DE LA IGLESIA. Oración de Santa Catalina de Siena


ORACIÓN POR LOS MINISTROS DE LA IGLESIA. 
Oración de Santa Catalina de Siena
¡Deidad, Deidad, eterna Deidad! Confieso y no niego que eres mar de tranquilidad, donde se alimenta y nutre el alma que conforma su voluntad con tu elevada y eterna voluntad, que no desea sino nuestra santificación. Por eso, el alma que esto medita se despoja de su voluntad y se viste de la tuya.
¡Oh Amor dulcísimo! Me parece señal muy cierta de que se hallan en ti los que siguen tu voluntad a tu modo y no al suyo. El mejor indicio de que se han revestido de tu voluntad es que la buscan y no la de las criaturas racionales, y el no alegrarse de las cosas prósperas, sino de las adversas, a las que consideran ordenadas por tu voluntad, que se mueve únicamente por amor. Por eso aman las cosas como creadas por ti y a todas las juzgan buenas, y por lo tanto, dignas de amor; excepto el pecado , que no procede de ti, y , por consiguiente, no es digno de ser amado. Yo miserable entre los miserables, pequé amando el pecado.
Pequé contra el Señor; ten misericordia de mí.
Señor mío: castiga mis pecados. Purifícame, Bondad eterna, inefable Deidad. Escucha a tu sierva, no mires la multitud de mis maldades.
Te ruego que dirijas por el camino de la santísima cruz, a tu modo y no al suyo, el corazón y la voluntad de los ministros de la santa Iglesia, tu esposa. Que te sigan, Cordero degollado, pobre, humilde y manso; que sean criaturas angelicales, ángeles terrestres de esta vida, puesto que han de administrar el cuerpo y la sangre de tu unigénito Hijo, Cordero Inmaculado; que no sean como los animales, porque estos no gozan de la razón y nos son dignos de ti. Reúnelos y báñalos, piedad divina en el mar tranquilo de tu bondad, de modo que, por lo inútil que esperan, no estén perdiendo más tiempo lo que tienen.
Pequé contra el Señor; ten misericordia de mí.

Escucha a tu sierva. Yo miserable, te pido que escuches mi voz que te llama. También te ruego por los hijos que has querido que yo ame con singular amor a causa de tu inestimable caridad, ¡oh suma , eterna e inefable Bondad! Amén.