SACERDOTES
Sacerdote, sea quién sea,
yo le respeto y le ensalzo;
¿por sus méritos?... no crea
mas porque hace un milagro.
Milagro sublime, eterno
misterio de fe y de amor.
Los ojos de nuestro cuerpo,
no captan su resplandor.
¡Milagro!, digo ¡Milagro!
dónación de todo mi Dios.
Sacerdote, son sus manos
cuna del Divino Don.
Sus méritos o pecados
el Señor siempre los ve;
pero siempre bajo a sus manos
si consagra el pan con fe.
Hombre escogido del pueblo,
llamado del mismo Dios.
Soledad de amor y encuentro
entrega en completo don.
Vida corta o vida larga
de entrega y dedicación
teniendo en Dios la esperanza
sera colmada de amor.
Ya sea joven o anciano,
sacerdote es del Señor
ministro que nos reparte
el alimento y el perdón.
Otro Cristo en el milagro
que todo un Dios nos dejó
porque su boca y sus manos
hacen que nos venga Dios.
María del Sagrario Febrero
Toledo, 25 de diciembre de 2009