“La otra clase que más me llamaba la atención era la clerical. ¡Oh, si todos los que siguen la carrera eclesiástica fueran hombres de verdadera vocación, de virtud y de aplicación al estudio! ¡Oh, qué buenos sacerdotes serían todos! ¡Qué de almas se convertirían! Por esto he dado a luz aquella obrita en dos tomos que se llama El colegial o seminarista instruido, obra que ha gustado a cuantos la han leído”
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obrita del San Antonio María Claret sobre la ascesis sacerdotal.