a tus plantas acudo
como sacerdote y apóstol de tu Hijo.
Acoge mi humilde oración
como hiciste con la del apóstol Santiago.
La tarea encomendada es dificil,
los tiempos son recios,
el materialismo y el consumismo
corrompe a nuestra sociedad
y ensordece los oidos y endurecen los corazones
para recibir el Evangelio de tu Hijo,
Nuestro Señor Jesucristo.
Te suplico que estés siempre a mi lado,
que me sostengas ante el cansancio y la desgana,
que no me dejes caer en la rutina,
que me alientes a ser pregonero de la verdad,
apóstol y evangelizador;
para que la fe se renueve en la Hispanidad
que bajo tu protección está confiada
y que todos los pueblos de España y Amércia
que tanto te han amado
no renuncien a la riqueza mayor que tienen
y que han heredado de sus antepasados:
la fe católica.
Amén.