El Sacerdote es Maestro, debe enseñar:
1.°, las verdades de la fe;
2.°, el camino del cielo;
3.°, la senda de la santidad,
y es evidente que no puede enseñar el que no sabe.
Esta doctrina es aplicable a las edades todas de la Iglesia, por eso la ciencia del Sacerdote preocupó a ésta desde el principio.
Todo el que tiene un cargo está en la obligación de hacer cuanto para el buen desempeño de él sea necesario; ésta es doctrina corriente. De otra suerte será justiciable ante el tribunal de Dios y ante el tribunal de sus hermanos; el soldado, el magistrado, el funcionario público, cualquiera que sea su clase, experimentan muy en breve las consecuencias de su falta.
El Sacerdote tiene un cargo, es gravísimo; en cambio de él recibe favores y ventajas. Deber es del que lo desempeña poner en práctica todo lo necesario para ejercerlo bien y fielmente. De otra suerte, será responsable ante Dios, de quien procede, y ante la Iglesia, por cuyas manos lo reciben. Hagamos aplicación. Sin saber, no puede el Sacerdote cumplir su misión, sin estudiar no puede saber, luego no está en buena conciencia quien no estudia todos los días.
Todo el que tiene un cargo está en la obligación de hacer cuanto para el buen desempeño de él sea necesario; ésta es doctrina corriente. De otra suerte será justiciable ante el tribunal de Dios y ante el tribunal de sus hermanos; el soldado, el magistrado, el funcionario público, cualquiera que sea su clase, experimentan muy en breve las consecuencias de su falta.
El Sacerdote tiene un cargo, es gravísimo; en cambio de él recibe favores y ventajas. Deber es del que lo desempeña poner en práctica todo lo necesario para ejercerlo bien y fielmente. De otra suerte, será responsable ante Dios, de quien procede, y ante la Iglesia, por cuyas manos lo reciben. Hagamos aplicación. Sin saber, no puede el Sacerdote cumplir su misión, sin estudiar no puede saber, luego no está en buena conciencia quien no estudia todos los días.
Nuestro agradecimiento al Rvdo. D. Ignacio Gillén