Según el decreto que publicó la Penitenciaría Apostólica al comienzo del Año Sacerdotal se concede indulgencia plenaria "a todos los fieles realmente arrepentidos que, en una iglesia u oratorio, asistan con devoción al sacrificio divino de la misa y ofrezcan por los sacerdotes de la Iglesia oraciones a Jesucristo, sumo y eterno Sacerdote, y cualquier obra buena realizada ese día, para que los santifique y los modele según su Corazón, a condición de que hayan expiado sus pecados con la penitencia sacramental y hayan elevado oraciones según la intención del Sumo Pontífice en el día del 150° aniversario de la piadosa muerte de san Juan María Vianney".
Aprovechemos esta ocasión que nos ofrece la Iglesia para recibir la gracia acudiendo al Sacramento de la Confesión, asistiendo a la Santa Misa, rezando por los sacerdotes y haciendo algún sacrificio por su santificación.