Señor Jesucristo, que para redimir a los hombres y sanar a los enfermos quisiste asumir nuestra condición humana; mira con piedad a tu siervo N., sacerdote, que está enfermo y necesita ser curado en el cuerpo y en el espíritu.
Reconfórtalo con tu poder para que levante su ánimo y pueda superar todos sus males, y ya que has querido asociarlo a tu pasión redentora, haz que confíe en la eficacia de su dolor para la salvación del mundo. Tú que vives y reinas por los siglos de los siglos. Amén.
Virgo Maria, salus infirmorum,
ora pro eo.