Queridos diocesanos:
El día 19 de junio de este año, solemnidad del Sagrado Corazón de Jesús, por deseo del Papa Benedicto XVI se abre en toda la Iglesia un Año Sacerdotal para promover en todos los sacerdotes la perfección espiritual de la que depende en gran medida la eficacia de nuestro ministerio. La ocasión la ofrece el 150° aniversario de la muerte de San Juan María Vianney, el cura de Ars, que murió el 4 de agosto de 1859.
El día 19 de junio de este año, solemnidad del Sagrado Corazón de Jesús, por deseo del Papa Benedicto XVI se abre en toda la Iglesia un Año Sacerdotal para promover en todos los sacerdotes la perfección espiritual de la que depende en gran medida la eficacia de nuestro ministerio. La ocasión la ofrece el 150° aniversario de la muerte de San Juan María Vianney, el cura de Ars, que murió el 4 de agosto de 1859.
El Año Sacerdotal tratará de hacer que se perciba más claramente la importancia de la misión del sacerdote en la Iglesia y en la sociedad. Por una parte se orientará a los mismos sacerdotes, invitados a profundizar en la identidad de su ministerio y en el sentido de su vocación y misión en la Iglesia y en la sociedad. Para esto se ha sugerido organizar encuentros o jornadas de estudio, ejercicios espirituales específicos, conferencias y publicaciones. En este sentido se deberá fomentar la renovación de la espiritualidad del presbiterio y de cada uno de los presbíteros, que tiene su origen en el sacramento del Orden y su centro en la celebración de la Eucaristía.
Pero el Año está orientado también al pueblo de Dios para que aprecie aún más el estilo de vida y la dedicación de sus sacerdotes, los ame y los venere, reconociendo con gratitud su trabajo pastoral y su testimonio. Sin duda esto redundará también en el aumento de las vocaciones al ministerio sacerdotal. Como ha declarado el Prefecto de la Congregación del Clero, "los sacerdotes son importantes no sólo por cuanto hacen sino, sobre todo, por aquello que son". Pese a los fallos humanos, la inmensa mayoría de los sacerdotes son personas buenas y dignísimas, hombres entregados al ministerio, que gastan su existencia realizando su vocación y misión y, en ocasiones, con no poco sacrificio personal, movidos siempre por un amor auténtico a Jesucristo, a la Iglesia y a las comunidades que se les han encomendado. El pueblo cristiano, cuando conoce a sus sacerdotes, se siente orgulloso de ellos.
Por eso, el Año Sacerdotal estará marcado por la oración de los sacerdotes, con los sacerdotes y por los sacerdotes. Cada parroquia o comunidad religiosa, cada asociación de fieles o movimiento eclesial o apostólico debería organizar también tiempos de reflexión y de plegaria, por ejemplo, la adoración eucarística, preces especiales, intenciones en la oración de los fieles, etc., para rezar, meditar y realizar el justo homenaje a sus sacerdotes.
El Año Sacerdotal en nuestra diócesis se abrirá con los actos propios de la solemnidad del Sagrado Corazón de Jesús organizados en la Real Colegiata-Basílica de San Isidoro, concretamente la celebración eucarística a las ocho de la tarde, a la que seguirá una procesión con el Santísimo Sacramento por el claustro de la iglesia. En el mismo acto se hará la consagración al Corazón de Cristo, renovando la que se hizo de toda España hace 90 años en el Cerro de los Ángeles (Madrid). Están invitados todos los sacerdotes y fieles que puedan asistir. Fuera de la capital, ruego a los sacerdotes y a las comunidades parroquiales y religiosas que tengan muy presente la apertura del Año sacerdotal en las celebraciones propias del referido día 19.
Con mi cordial saludo y bendición:
Pero el Año está orientado también al pueblo de Dios para que aprecie aún más el estilo de vida y la dedicación de sus sacerdotes, los ame y los venere, reconociendo con gratitud su trabajo pastoral y su testimonio. Sin duda esto redundará también en el aumento de las vocaciones al ministerio sacerdotal. Como ha declarado el Prefecto de la Congregación del Clero, "los sacerdotes son importantes no sólo por cuanto hacen sino, sobre todo, por aquello que son". Pese a los fallos humanos, la inmensa mayoría de los sacerdotes son personas buenas y dignísimas, hombres entregados al ministerio, que gastan su existencia realizando su vocación y misión y, en ocasiones, con no poco sacrificio personal, movidos siempre por un amor auténtico a Jesucristo, a la Iglesia y a las comunidades que se les han encomendado. El pueblo cristiano, cuando conoce a sus sacerdotes, se siente orgulloso de ellos.
Por eso, el Año Sacerdotal estará marcado por la oración de los sacerdotes, con los sacerdotes y por los sacerdotes. Cada parroquia o comunidad religiosa, cada asociación de fieles o movimiento eclesial o apostólico debería organizar también tiempos de reflexión y de plegaria, por ejemplo, la adoración eucarística, preces especiales, intenciones en la oración de los fieles, etc., para rezar, meditar y realizar el justo homenaje a sus sacerdotes.
El Año Sacerdotal en nuestra diócesis se abrirá con los actos propios de la solemnidad del Sagrado Corazón de Jesús organizados en la Real Colegiata-Basílica de San Isidoro, concretamente la celebración eucarística a las ocho de la tarde, a la que seguirá una procesión con el Santísimo Sacramento por el claustro de la iglesia. En el mismo acto se hará la consagración al Corazón de Cristo, renovando la que se hizo de toda España hace 90 años en el Cerro de los Ángeles (Madrid). Están invitados todos los sacerdotes y fieles que puedan asistir. Fuera de la capital, ruego a los sacerdotes y a las comunidades parroquiales y religiosas que tengan muy presente la apertura del Año sacerdotal en las celebraciones propias del referido día 19.
Con mi cordial saludo y bendición:
+ Julián, Obispo de León