viernes, 19 de abril de 2013

III domingo de Pascua. Homilía de la Congregación para el Clero.



Citas:
Act 5,27b-32.40b-41: www.clerus.org/bibliaclerusonline/es/9bjx4se.htm 
www.clerus.org/bibliaclerusonline/es/9b3z35e.htm       
Ap 5,11-14: www.clerus.org/bibliaclerusonline/es/9araeee.htm           
Io 21,1-19: www.clerus.org/bibliaclerusonline/es/9abt5xu.htm      

Nos encontramos en el clima gozoso del tiempo pascual, la nueva estación de gracia que Dios ha regalado al hombre por medio de Cristo.
En efecto, Dios Padre lo resucitó de entre los muertos y así realizó por completo su plan de salvación y manifestó, al mismo tiempo, su amor infinito por los hombres.
Como respuesta, el cristiano debe vivir este tiempo litúrgico alabando al Señor y con la conciencia de que todo nos es ofrecido por Dios por intercesión de Aquel que fue crucificado y después resucitado.
De este modo realizaremos el mensaje que la Iglesia, en este tercer Domingo de Pascua, quiere hacer llegar a todos los hombres de buena voluntad, poniendo de manifiesto que Jesús está siempre presente en medio de nosotros con la misma premura, con la misma fuerza prodigiosa de su Palabra.
Esto se ve mayormente en el pasaje evangélico en el cual Jesús, después de su Resurrección, se aparece por tercera vez a sus discípulos y ya no en el Cenáculo cerrado, como las dos primeras veces, sino en la orilla del mar, para significar que su Palabra está destinada a irradiarse más allá de los confines del antiguo Israel y a difundirse por los caminos del mundo. 
Jesús se acerca a los apóstoles con un gesto de cariño y de premura, y se inserta en el contexto de la vida cotidiana de los discípulos con sencillez, afabilidad, interviniendo en sus problemas para poner en evidencia que las acciones no nacen de iniciativas personales, sino de la obediencia a la Palabra del Señor Resucitado: dándose cuenta de que no habían pescado nada aquella noche, les mandó echar nuevamente las redes.
Es la presencia del Señor la que da sentido a la vida que llevamos; la que da valor al cansancio de nuestro trabajo cotidiano, a las actividades que habitualmente llevamos a cabo, por lo cual sin Él todo es fatiga desaprovechada. Jesús está siempre en medio de nosotros, sobre todo cuando somos dóciles a su Palabra. Es entonces Él mismo el que interviene resolviendo toda dificultad: el Evangelio nos lo garantiza contándonos que Él mismo se puso a prepararles algo para comer e invitando a los discípulos, bendiciendo con ese gesto que ellos recordaban tan bien desde que lo había realizado en la Última Cena.
Y así como en aquella ocasión había advertido quién lo iba a traicionar, ahora proclama públicamente quién es el que deberá guiar a su Iglesia, único medio de salvación para los que creen en Cristo.
Es muy significativo y al mismo tiempo lleno de  pathos el diálogo de Jesús con Pedro, con la triple pregunta: "¿me amas más que éstos?".
Seguramente con ese diálogo, en su triple fórmula, Jesús quiso rememorar la triple negación de Pedro: el Señor le pide ahora una triple profesión de fe.
Jesús confirmó muchas veces que Él es el verdadero y único Pastor y, por tanto, no podía confiar a cualquier persona el cuidado de su grey, sino sólo a aquel que podía amarlo más que todos y que había estado dispuesto a seguirlo hasta la muerte.
Notamos que se da una delicadísima graduación en las preguntas de Jesús y una profunda humildad en las respuestas de Pedro: en cada testimonio de amor de Pedro, Jesús le confía la misión de guiar el rebaño que el Padre le ha confiado, comenzando por los más pequeños, a los que llama corderos porque tienen más necesidad de cuidados y de preferencias de parte de su Vicario.
Jesús no podía confiar su pueblo más que a una persona digna de su confianza, y Pedro supo confirmar este aprecio conformando su vida a la de Cristo y compartiéndola hasta la muerte.
A lo largo de los siglos, esta misión está confiada a su sucesor, el Papa. A él le debemos obediencia, dejándonos guiar por sus enseñanzas: éste es el único camino que nos llevará a la salvación que Jesús quiere para todos nosotros.