Nuestra elección está hecha; porque en la ordenación nos decidi¬mos a militar en las filas de Cristo; renunciando una vez más al mundo; pero interesa que nos afirmemos en nuestro propósito.
Imaginemos que vemos a Jesucristo, radiante el rostro, mirándonos animoso y enarbolando la enseña de la Cruz. «Ecce rex tuus.»
Imaginemos que vemos a Jesucristo, radiante el rostro, mirándonos animoso y enarbolando la enseña de la Cruz. «Ecce rex tuus.»
Nuestro agradecimiento al Rvdo. D. Ignacio Gillén