martes, 11 de agosto de 2009

Vigilia de la Asunción en el año sacerdotal



MONICIÓN INICIAL

Queridos hermanos:
Nos hemos reunido en esta tarde/noche en torno a nuestra Reina y Madre, la Virgen Santísima, con motivo de la fiesta de su Asunción en cuerpo y alma a los cielos.
Es una verdad de fe, profesada por la Iglesia, que “la Virgen Inmaculada, preservada libre de toda mancha de pecado original, terminado el curso de su vida en la tierra, fue llevada a la gloria del cielo y elevada al trono por el Señor como Reina del universo, para ser conformada más plenamente a su Hijo, Señor de los Señores y vencedor del pecado y de la muerte”.
El Papa Benedicto XVI nos recordaba en una ocasión que María, al ser elevada a los cielos, no se alejó de nosotros, sino que está aún más cercana, y su luz se proyecta sobre nuestra vida y sobre la historia de la humanidad entera. Atraídos por el esplendor celestial de la Madre del Redentor, acudimos con confianza a ella, que desde el cielo nos mira y nos protege.
En esta noche, queremos presentarles a sus sacerdotes, para que como Madre los proteja, los sostenga y los ayude en su vida y en su camino hacia la santidad.

PROCESIÓN Y CANTO

Tras la monición ambiental, se puede hacer una procesión con una imagen de la Virgen desde la entrada de la Iglesia, mientras se entona un canto. Los fieles podrían estar con velas encendidas.

¿Quién es esta que sube?
¿Quién es esta que llega
revestida de Reina
y apoyada en su Amado?
1. Es la humilde doncella, es María la esclava; es la Amada entre todas, que hoy es exaltada.
2. Es la madre de Cristo, es la llena de gracia, que hoy sube hacia el cielo para ser coronada.
3. Es la Esposa elegida, la mujer liberada, y hoy con gozo la Iglesia conmemora su Pascua.
Himno de la liturgia cisterciense
Otros cantos: “Quae est ista quae progredietur” de J. Mª Alcácer, “De luz revestida” de J. Mª Alcácer, “Por tu gloriosa Asunción” de J. Mª Alcácer o también con el Ave de Fátima con la estrofa que se refiere al 4º misterio glorioso del Rosario.

ROSARIO

Celebrante: En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo.
Todos: Amén.
Celebrante: Señor, ábreme los labios.
Todos: Y mi boca proclamará tu alabanza.
Celebrante: Dios mío, ven en mi auxilio.
Todos: Señor, date prisa en socorrerme.

1º MISTERIO
La Resurrección de Jesús


Lector
1: “Después de que Jesús es colocado en el sepulcro, María «es la única que mantiene viva la llama de la fe, preparándose para acoger el anuncio gozoso y sorprendente de la Resurrección». La espera que vive la Madre del Señor el Sábado santo constituye uno de los momentos más altos de su fe: en la oscuridad que envuelve el universo, ella confía plenamente en el Dios de la vida y, recordando las palabras de su Hijo, espera la realización plena de las promesas divinas.”
Juan Pablo II, Catequesis 1997

Lector 2: Acudamos confiados a la Virgen María, para que renueve y acreciente en nosotros y en todos los sacerdotes de su Hijo la fe y la confianza en Dios.

Canto:
  • Alleluia, lapis revolutus est
  • Alleluia. O Filii”,
  • Acuérdate de Jesucristo
  • Resucitó”.

En cada misterio se reza 1 padrenuestro, 10 avemarías, 1 gloria. Cada misterio podría ser rezado por diferentes personas.

2º MISTERIO
La Ascensión de Jesús


Lector 1: “En la escuela de la Virgen, los discípulos aprenden, como Juan, a conocer profundamente al Señor y a entablar una íntima y perseverante relación de amor con él. Descubren, además, la alegría de confiar en el amor materno de María, viviendo como hijos afectuosos y dóciles.
La historia de la piedad cristiana enseña que María es el camino que lleva a Cristo y que la devoción filial dirigida a ella no quita nada a la intimidad con Jesús; por el contrario, la acrecienta y la lleva a altísimos niveles de perfección.”

Juan Pablo II, Catequesis 1997

Lector 2: Acudamos confiados a la Virgen María, para que renueve y acreciente en nosotros y en todos los sacerdotes de su Hijo el amor y la devoción filial hacia ella, camino para ir a Jesús.

Canto:

  • “Ave maris stella”,
  • “María, puente y camino”,
  • “Mientras recorres la vida”,
  • “Reina de los Apóstoles”

3º MISTERIO
El don del Espíritu Santo


Lector 1: “En la comunidad cristiana la oración de María reviste un significado peculiar: favorece la venida del Espíritu, solicitando su acción en el corazón de los discípulos y en el mundo. De la misma manera que, en la Encarnación, el Espíritu había formado en su seno virginal el cuerpo físico de Cristo, así ahora, en el cenáculo, el mismo Espíritu viene para animar su Cuerpo místico.
Por tanto, Pentecostés es fruto también de la incesante oración de la Virgen, que el Paráclito acoge con favor singular, porque es expresión del amor materno de ella hacia los discípulos del Señor.”

Juan Pablo II, Catequesis 1997

Lector 2: Acudamos confiados a la Virgen María, para que por su mediación acreciente en nosotros y en todos los sacerdotes de su Hijo los dones del Espíritu Santo: sabiduría, inteligencia, consejo, fortaleza, ciencia, piedad y temor de Dios

Canto:

  • “Veni creator”,
  • “Veni Sancte Spiritus”,
  • “Envía tu Espíritu, Señor”,
  • “Espiritu Santo, ven”.

4º MISTERIO
La Asunción a los cielos en cuerpo y alma de la Virgen María

Lector 1: “La Virgen Inmaculada, “terminado el curso de su vida en la tierra, fue llevada en cuerpo y alma a la gloria del cielo”. María, a diferencia de los demás cristianos que mueren en gracia de Dios, fue elevada a la gloria del Paraíso también con su cuerpo. Se trata de una creencia milenaria, expresada también en una larga tradición iconográfica, que representa a María cuando entra con cuerpo en el cielo.
El dogma de la Asunción afirma que el cuerpo de María fue glorificado después de su muerte. En efecto, mientras para los demás hombres la resurrección de los cuerpos tendrá lugar al fin del mundo, para María la glorificación de su cuerpo se anticipó por singular privilegio.”

Juan Pablo II, Catequesis 1997

Lector 2: Acudamos confiados a la Virgen María, para que renueve y acreciente en nosotros y en todos los sacerdotes de su Hijo la esperanza en la vida eterna y así llevemos una vida más santa.

Canto:

  • “Quae est ista quae progredietur”,
  • “Magnificat”,
  • “De luz revestida”,
  • “Por tu gloriosa Asunción”,
  • “Un día a verla iré”

5º MISTERIO
La coronación de María Santísima como Reina y Señora de todo lo creado.

Lector 1: “La Asunción no sólo favorece la plena comunión de María con Cristo, sino también con cada uno de nosotros: está junto a nosotros, porque su estado glorioso le permite seguirnos en nuestro itinerario terreno diario. «Tú moras espiritualmente con nosotros, y la grandeza de tu desvelo por nosotros manifiesta tu comunión de vida con nosotros», leemos en una Homilía de San Germán.
El estado glorioso de María suscita una cercanía continua y solícita. Ella conoce todo lo que sucede en nuestra existencia, y nos sostiene con amor materno en las pruebas de la vida.
Elevada a la gloria celestial, María se dedica totalmente a la obra de la salvación, para comunicar a todo hombre la felicidad que le fue concedida. Es una Reina que da todo lo que posee, compartiendo, sobre todo, la vida y el amor de Cristo.”

Juan Pablo II, Catequesis 1997

Lector 2: Acudamos confiados a la Virgen María, para que nos conceda a nosotros y a todos los sacerdotes de su Hijo la perseverancia en la vocación a la que hemos sido llamados y en el bien obrar.

Canto:

  • “Salve, Regina Caelitum”,
  • “Mater Eclesiae”,
  • “Reina de todo el Universo”,
  • “Salve Madre”.

Al finalizar el 5º misterio se pueden cantar o rezar la letanía lauretana. Y para finalizar esta vigilia, se puede incensar la imagen de la Virgen mientras se canta la Salve.

Sancta Maria,

Mater Christi Sacerdoti,

ora pro clero