miércoles, 29 de julio de 2009

PENSAMIENTOS SOBRE LA VIRGEN MARÍA


Imagen del Corazón de María a quien el Santo Cura construyó una capilla en la Iglesia y consagró su parroquia. Dentro del Corazón de la Santísima Virgen depositó el nombre de todos sus parroquianos escrito en una cinta de seda blanca.
I
María, no me dejes ni un instante, estate siempre a mi lado. Volvamos a ella con confianza, y estaremos seguros de que, por miserables que seamos, ella obtendrá la gracia de nuestra conversión. María es tan buena que no deja de echar una mirada de compasión al pecador. Siempre está esperando que le invoquemos. En el corazón de María no hay más que misericordia.
II
La Santa Virgen está entre su Hijo y nosotros. Aunque seamos pecadores, ella está llena de ternura y de compasión hacia nosotros. El niño que más lágrimas ha costado a su madre es el más querido. ¿No corre una madre siempre hacia el más débil y expuesto? Un médico en un hospital, ¿no presta más atención a los más enfermos?
III
El hombre había sido creado para el cielo. El demonio rompió la escalera que conducía a él. Nuestro Señor, por su pasión, ha construido otra para nosotros. La santísima Virgen está en lo alto de la escalera y la sostiene con sus manos.
IV
Si para dar algo a la Santísima Virgen pudiese venderme, me vendería
V
A menudo se compara a la Santa Virgen con una madre; pero ella es mejor que la mejor de las madres: pues la mejor de las madres castiga a veces a su hijo que le da guerra, y al hacerlo ella cree hacer bien. Pero la santa Virgen, no hace así; ella es tan buena que nos trata siempre con amor.
El corazón de esta buena Madre no es más que amor y misericordia, no desea más que vernos felices. Sólo hay que inclinarse hacia ella para ser atendido.
VI
Cuando hablamos de los objetos de la tierra, del comercio, de la política nos cansamos: pero cuando se habla de la Santa Virgen es siempre nuevo. Todos los santos han tenido una gran devoción a la Santa Virgen; ninguna gracia viene del cielo sin pasar por sus manos.
VII
No se entra en una casa sin hablar con al portero; pues bien: ¡la Santa Virgen es la portera de cielo! Cuando se quiere ofrecer algo a un gran personaje, se le hace llegar a través de la persona preferida por el, con el fin de que ese regalo le sea más agradable. Así nuestras plegarias, presentadas por la Santa Virgen, tiene otro mérito, porque la Santa Virgen es la única criatura que nunca ha ofendido a Dios.
Cuando nuestras manos han tocado aromas, aromatizan todo lo que tocan. Hagamos pasar nuestras plegarias por la Santa Virgen, ella las aromatizará.
VIII
Pienso que en el fin del mundo la Santa Virgen estará tranquila; pero mientras este mundo dura, Ella está como inquieta, pendiente de todo. La Santa Virgen es como una madre que tiene muchos hijos, y continuamente está ocupada yendo de uno a otro.
IX
El corazón de María es tan tierno hacia nosotros, que todas las madres del mundo no son mñas que un trozo de hielo a su lado.
X
Un buen cristiano va siempre armado de su rosario. El mío nunca me deja.
XI
Dios podía haber creado un mundo más bello que el actual, pero él no podría dar el ser a una criatura más perfecta que María. Ella es la torre construida en medio de la viña del Señor.
XII
Una buena oración es la de pedir a la Santa Virgen que ofrezca al Padre eterno a su Hijo ensangrentado, herido, para pedir la conversión de los pecadores. Es la mejor oración que se puede hacer, por que todas las oraciones se hacen en nombre y por los méritos Jesucristo... Hijos míos, escuchad bien esto: todas las veces que he obtenido una gracia la he obtenido de este modo. Nunca ha fallado.
Fuente: Manglano C, J.P. Orar con el cura de Ars. DDB,2000