miércoles, 30 de diciembre de 2009

P. Marco Antonio Foschiatti, O.P.: Meditación en el ocaso de un 31 de diciembre


“En la tarde de la vida sólo queda el Amor…”
Sor Isabel de la Trinidad
La tarde de un 31 de Diciembre siempre es ocasión de gracia para detenernos para pensar, para volvernos al Dios Amor y volvernos a nuestro corazón para preguntarnos: ¿Cómo he vivido este tiempo, este año, que la misericordia del Señor me ha regalado? ¿He crecido en su Amor, en su alabanza, en su conocimiento…He crecido en mi capacidad de dar amor a mis hermanos, he crecido en mi perdón, en mi lucha contra el orgullo y el egoísmo? Si en esta misma tarde el Señor me llamara a su presencia: ¿Cómo me presentaría ante El? Estarán mis manos y mi corazón vacío de su Amor?
Detenernos a pensar…mirar a ese Jesús, mi Bien y mi Redentor reclinado en la pobreza del pesebre…mirar al Señor del tiempo y de la eternidad hecho una criatura que llora. Mirar a ese Niño en cuyas manos benditas está toda mi vida…¿qué puedo ofrecerle de este año que se me va de las manos, de esta vida que se me va de las manos…como granitos de arena que caen silenciosamente de unas manos abiertos…
Detenerme a pensar, que he hecho con el tiempo que se me ha concedido? ¿Dónde ha estado mi corazón? Totalmente sumergido en las cosas, en los proyectos, en las ambiciones, en las vanidades, en las esclavitudes de las pasiones…Todo eso cae, no subsiste, pasa como pura sombra, nos afanamos por un soplo fugaz que no torna…Todo se pasa, el mundo y sus vanidades se disipan como el humo…sólo permanecerá para siempre, sólo subsistirá para siempre lo que se haya apoyado en Jesús…Sólo permanecerá lo que se haya hecho por Su Amor, con El y por El.
¿En cuántas mañanas de este año que se esfuma hemos podido hacer oblación de nuestra vida y decir confiadamente: Dios mío, Vida y Amor mío, Creador y Salvador mío, mi Todo yo te ofrezco todo lo que soy y tengo, te ofrezco todas mis acciones, trabajos, penas, aflicciones y alegrías…Soy todo tuyo, quiero vivir este día en unión al Amor del Corazón de Jesús tu Hijo para que venga a nosotros tu Reino…Por las manos de María, en el Amor del Corazón de Jesús me doy a Ti junto con todos los que compartirán conmigo este día que me regalas…
Es tan simple…ofrecerse junto con Jesús al Padre por las manos de la Virgen: todo lo que soy y tengo, pedirle tan sólo su amor y gracia…Sólo esto nos basta.
¿Por qué en el nuevo año que empezamos no tratamos de vivir este ofrecimiento? Este ofrecimiento, este acto de vivir por puro amor de Dios lo podemos renovar en cada latido del corazón durante el día, en breves jaculatorias por ejemplo: ante un dolor, ante una contrariedad, ante un gozo, ante un esfuerzo, ante lo que nos cuesta: Es por tu Amor Dios mío. Es por tu Amor Jesús mío…Por Ti y para Ti, en Ti Jesús. En Ti o sea dentro de tu Gracia y de tu Amor que me sostiene porque separados de Ti no podemos hacer nada.
Todo lo que no hemos vivido por Jesús, en Jesús y para Jesús de nada nos vale en esta tarde de 31 de Diciembre. Pero incluso aquello que lo vivimos mal hoy se lo podemos entregar al Divino Niño con infinita confianza…con infinita entrega. Jesús no tiene miedo del barro y del estiércol del pesebre de nuestros corazones…sólo pide un pesebre, sólo pide una puerta, la puerta del corazón para entrar.
Por esto ante el ocaso de un año, pongamos en las manitos del Niño Jesús los nudos de nuestra existencia, las cosas que hemos realizado a medias, las acciones hechas sin recta intención, las obras de misericordia realizadas con tanta tibieza pongamos todas esas flores casi marchitas para que su Amor las haga florecer de nuevo y les conceda el perfume de la Gracia Divina. Digamos al Divino Niño:

Jesús a la Luz de lo eterno
nuestra alma se detiene a pensar,
nuestra alma ve las cosas en su verdad.
Todo lo que no ha sido hecho por Ti
y contigo está vacío.
Ayúdame a marcar todo lo vivido en este año
con el sello de un amor agradecido.
Sólo lo que está marcado
con el Sello de tu Amor permanecerá.
Ayúdame a comprender que la vida es cosa seria,
que cada minuto se me regala
para que pueda echar más y más mis raíces en Ti.
Ayúdeme a vivir este año
que comienzo tan sólo de cara a tu Amor,
no mirarte sino a Ti, Jesús.
Ayúdame a recibir igualmente de Ti
como venidos directamente de tu amor,
la alegría o el dolor.
Ayúdame a grabar hondamente esta verdad en mi corazón:
Todo se pasa!!
En la tarde de la vida sólo queda el Amor…”

Pongamos en las manos del Niño Jesús el nuevo año, este tiempo de gracia y misericordia que nos concede el Señor…Qué las manos del Niño nos defiendan, nos guarden, nos guien y recreen día a día…Qué en este año que comienza seamos más dóciles, instrumentos vivos de su salvación, en las manos del Niño Jesús. La Madre de Dios nos muestre día a día el Amor tierno y fuerte de su Emmanuel, el Dios con nosotros.
***
Texto para la meditación:

“Quiero considerar este año nuevo, oh Jesús mío, como una página en blanco que tu Padre me presenta y en la cual irá escribiendo día a día lo que haya dispuesto de mí, en sus divinos designios. Yo desde este momento escribo en la cabecera de la primera página con absoluta confianza: Domine, fac de me sicut vis. ¡Señor, haz de mí lo que quieras. Y al final de esta página en blanco, de esta misma página, pongo ya el Amén, el sí de mi aceptación a todas las disposiciones de tu voluntad divina. ¡Oh Señor! Desde este momento, sí a todas las alegrías, a todos los dolores, a todas las gracias, a todas las fatigas que has preparado para mí y que día a día irás descubriendo en mi vida.
Haz que mi Amén sea el Amén de la Pascua, seguido siempre por el Aleluya, esto es, pronunciado con todo el corazón, con la alegría de una completa entrega. Dame tu amor y tu gracia y no necesitaré otra cosa para ser rico.”
(Sor Carmela del Espíritu Santo,
citada por el P. Gabriel de Santa María Magdalena
en su obra Intimidad Divina)
Los invito a que puedan difundir esta meditación y que nos unamos todos espiritualmente este tarde ante Jesús Sacramentado para adorar y agradecer a su Amor el año transcurrido, para pedir perdón y misericordia por nosotros y por el mundo entero y recibir –ojalá que en muchos lugares se pueda realizar- la Bendición con el Santísimo Sacramento. Reparemos con nuestro amor y presencia tantos ultrajes que recibe Jesús de esta sociedad neopagana en la cual vivimos. Muy Felíz año en el Señor Jesús!!
P. Marco Antonio Foschiatti OP.
Convento San Martín de Porres,
Mar del Plata (Buenos Aires)
Argentina