jueves, 10 de septiembre de 2009

Beato Manuel González: El Corazón de Jesús al corazón del sacerdote (II)


II

Si conocieras el don de Dios...!

El don dificilmente conocido

¡El don de Dios!, ¡el don de Dios! ¿Lo conoces, sacerdote mío?
No te extrañe no te quejes de mi pregunta.

¡Le han pasado unas cosas tan extrañas a ese don de Dios hasta lelgar a ser conocido de sus sacerdotes!

Sihas leído despacio mi Evangelio y, sobre todo, si al través de sus letras has tratado con la meditación de meterte dentro del espíritu que las vivifica, habrás descubierto que Yo vine a la tierra con el decidido y principal propósito de quedarme en ella entre mis hijos.

Mi Eucaristía no es en el Evangelio un casualidad, un accidente, una de tantas cosas bellas, un milagro másm uno de sus beneficios... no, no, es algo, es infnitamente más que eso, es una idea dominante, una revelación constante y evidentemente hecha, un fin siempre buscado, y si me lo dejas decir, una gran obsesión.

Y verás lo que fueron haciendo los hombres a mediad que les iba dando a conocer mi Eucaristía.

Historia de dificultades
Se anunció por vez primera a continuación de un gran milagro de multiplicación de panes y de peces y, apenas insinué las nueveas e indefinidas multiplicaciones de mi Pan, los que me oyen , los hartos de mi otro pan, me miran con ceño airado, llama dura mi palabra, vuelven las espaldas y se van...
Sigo aprovechando las ocasiones que me prestan para seguir descubrinedo a los que no se fueron el don de Dios; que se prepraraba y ... no se enteran y, que es más triste, no se preocupen por enterarse.
Me pregunta de mi reino, de la liberación de Israel, del pago de los tributos, de la supremacía de unos sobre otros... De la Eucaristía que les preprarba, ¡ni una palabra!
Llegó la noche, con deseo deseada, de realizar lo anunciado y de cumplir lo prometido.
Instituí ¡mi Eucaristía!
¡La di a comer y a beber a mis sacerdotes!
Y ¡qué pena me cuesta decirlo!, mis sacerdotes siguieron discutiendo la antigua cuestión de la supremacía, menos uno que se dedicó a la torpe tarea de buscarme compradores y verdugos...
Este y aquellos, ¡cómo si tal don hubierna recibido! ¡Siguieron pensando, sintiendo, temiendo y obrando lo mismo que si no tuvieran la Eucasitía!
Don escasamente agradecido

Cuando nací, ángeles y pastores celebran mi nacimiento y se muestran agradecidos a pesar de mis pobrezas y anonadamientos ; cuando me presente al templo, a pesar de mi riguroso anónimo, no faltan un anciano y una anciana que me agradezcan y prediquen; cuando nací a mi vida de Sagrario, a pesar de mis anuncios, a de mis milagros, de mi santidad, de mis promesas de bienes temporales y eternos para los que me comieran ...¡ni un estremecimiento de alegría, ni un gesto de agradecimiento, ni una lágrima de consuelo, ni una palabra siquiera, de acuse de recibo! ¡Nada!
¡Lo que me interesaba a mis sacerdotes en aquel momento, el más solemne y augusto de los siglos, era dejar bien discutidas y asentadas sus categorías!....

Don poco paladeado

Sacerdote, ¿conoces tú el don que Dios te ha regalado en el Sagrario?
Sacerdote, ¿conoces, quieres y saboreas lo bueno de mi Sagrario?
¡Me halaga tanto sentirme conocido, querido y saboreado por ti, sacerdote mío!
Y ¡edifica y levanta tanto a mi pueblo el darse cuente! y se le da tan pronto ¡de que el sacerdote que le habñla, lo apacienta y lo gobierna es de los que me quieren y saborean en mi Sagrario!...
Y ¡le hace tanta falta al pueblo la evidencia de la fe viva del Sacerdote en mí y en mis misterios!
El día en que mis sacerdotes fueran evangelios vivos andando por las calles, te aseguro que apenas quedaría incrédulo ni un hereje.
¡Esto es cierto!

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Para respuesta , el Salmo 83: Quam dilecta tabernácula tua, Dómine...